
Los
consejos que hoy os voy a dar tal vez os parezcan obvios. Sin embargo
a la hora de escribir a veces nos olvidamos de incluir los
ingredientes básicos que un lector espera encontrar en una novela.
Naturalmente
si nos decidimos por escribir una historia en especial ha de ser porque
tenemos una idea original, no una cualquiera, sino algo que merezca
ser contado. Debemos partir desde un planteamiento que nos muestre a
nuestros personajes para familiarizarnos con ellos. Lo que quiere
decir crear una empatía entre personaje-lector.
El
primer paso fundamental es crear un hilo conductor, y este ha de ser
un deseo por parte del protagonista y una meta a alcanzar. Este es el
primer factor que despertará la curiosidad en el lector ¿cómo lo
va a conseguir? Es la pregunta que debe plantearse. Ya sabemos que
esa parte se va a resolver de una forma u otra, o no. Como ya has
acaparado la atención del lector, viene la parte en la que tienes
que ganártelo. Es el momento de colocar piedras en el camino. El
protagonsita va en busca de su “elemento” deseado, pero en el
camino debe encontrar un imprevisto que será el desencadenante de
una historia paralela al conflicto principal y que torcerá sus
planes para crear confusión y plantear preguntas en el lector. Ahí
es cuando podemos hacer ramificaciones. Cuenta siempre con aliados y
enemigos. Un elemento importante es ir dejando falsas pistas para que
al final de la lectura esos elementos que parecen “regalados”
tomen forma en un golpe de efecto.
Por
último ten un final bien definido, guarda un as para ese momento,
para que cuando el lector llegue al final se quede con buen sabor de
boca, y sobretodo exclame un: ¡Oh, qué bueno!
Por
hoy es suficiente, demasiada información nunca es atendida al cien
por cien. Mientras tanto ¡feliz escritura! Si te ha gustado este
artículo deja tu comentario ¡Gracias!