Hace
varios días me vi obligada a permanecer cinco días en el hospital.
Estuve ingresada en la unidad de corta estancia, lo que significa que
estaba en un pasillo separado por cortinas, sin televisor, y sumida
en un aborrecimiento total. Pasé los días amarrada a mi Ipad, y a
los constantes mensajes de móvil. A lo que vamos, tuve tiempo de
sobra para pensar, para escribir, para idear la trama de la novela
que tengo entre manos. Sin embargo mi inspiración no dio para mucho,
aunque mi cabeza intentara filar cabos, esto es lo único que pude
conjeturar:
“Las
cortinas del hospital son de color amarillo desgastado. La cama es
muy cómoda, los primeros cinco minutos. Y las enfermeras temen les
salga una ampolla en la lengua si se callan un minuto”.
Conclusión:
Salir de nuestras circunstancias habituales afecta a nuestro
pensamiento. No podemos escribir si no estamos en sintonía con
nuestro estado de ánimo. No porque nos sobre tiempo vamos a tener
disponibilidad para escribir. Entonces cuando sientas un bloqueo
analiza tus pensamientos. Tal vez esa sea la causa de tu falta de
inspiración, y que otras preocupaciones tomen prioridad en tu
cabeza. Simplemente no es momento de escribir, a no ser que desees
que el fruto de tu trabajo sea tan negativo como tu estado de ánimo,
ya que esto siempre se verá reflejado en tus escritos. Otra causa
que me planteo es el hecho de tomar medicamentos. Es un hecho que
puede afectar a tus reflejos literarios, y consecuentemente que una
vez transcurrido un tiempo prudencial, debas borrar todo aquello que
su momento te pareció lo mejor que podías escribir. (Tres días después de terminar el antibiótico pude volver al teclado).
¿Y
qué hacemos en estos casos? No tienes una obligación de vida o
muerte por escribir. El trabajo de escribir no se limita a escribir.
Yo recomiendo trabajo de “coco”, es decir limitate a imaginar lo
que te gustaría transmitir, y ocupa tu tiempo en leer ya que ese es
el mejor entrenamiento.
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