Literatura erótica

Ya no queremos ser princesas de cuentos. Los tiempos han cambiado, evolucionamos a un ritmo vertiginoso, así como las nuevas tecnologías. Ocurre lo mismo con la literatura, nos complace sentirnos identificadas con las protagonistas, y sentir de primera mano sus emociones y experiencias. ¡Queremos acción! Vivimos en un mundo donde andamos a contrarreloj, apuramos el tiempo al máximo, disfrutamos de todas las comodidades, y lo que es preocupante: no nos conformamos con nada.
Como ya comenté en otro artículo, nos gusta introducirnos en los libros, quedar atrapadas en una historia, tal vez inconscientes, pero queremos ser esa guerrera luchadora, o la heroína que es capaz de todo por superar obstáculos. ¡Queremos acción! Puede que seamos sumisas, que en fondo deseemos sufrir por lograr a cambio una gran recompensa, y es que: “El que no arriesga no gana” y ya nos aburre lo cotidiano. No queremos príncipes, ni vestidos de época. El presente requiere la nueva literatura para mujeres, que no es más que realismo puro. Se habla de pornografía para mamás, gran error. No creo que E.L James diseñara su trilogía pensando en “Mamás”, lo cierto es que ha causado un éxito tremendo, del cual muchas autoras se beneficiarán, siempre y cuando tengan el coraje de desnudar su imaginación y, crear escenas de sexo y pasión. Inconvenientes, los de siempre cuando leemos una novela romántica, ese hombre de aspecto duro, atractivo, interesante, que nos dice primero lo que no queremos escuchar pero a fuerza de armas de mujer accede a todos nuestros deseos. Señoritas, no busquen un patrón de hombre en la literatura si no quieren darse con un canto en los dientes. Esos tipos son hombres prefabricados, quizás el sueño de una autora. Tampoco dejemos de soñar.
Hasta hace poco era reacia a introducirme en el género romántico, tal vez porque esa palabra suena aburrida, o monótona. Sin embargo, no puedo pasarme la vida aniquilando gente, o accediendo a chantajes y conspiraciones. Y tampoco tiene porque ser romántico desde el punto de vista rosa pastel. Innovar, sí señor, de eso se trata. Estamos hartas de los tópicos, quizás de ahí nos creamos altas expectativas. Los príncipes no existen, no los que van vestidos de azul y montan a caballo. Vivimos en una sociedad donde la mujer ha tomado las riendas  de su vida, y se gana el pan de cada día,  por no decir pluriempleada y no remunerada. La casa, los hijos, el trabajo, el estrés ¡cuánta acción a lo largo del día! Para luego tomar un libro en las manos, y aburrirse con historias en las que no nos sentimos identificadas. Somos soñadoras, emprendedoras y valientes, por lo tanto exigimos una literatura que se adapte a nuestros tiempos, y lo que es más, al lenguaje contemporáneo.
Ya hablé del poder de la palabra, de la capacidad de llevarnos a reaccionar ante su estimulo. Vayamos al grano, queremos amantes que se muerdan los labios, se arranquen la ropa y giman hasta desgarrarse de placer. ¿Acaso eso es pornografía?. No, es la literatura que habla alto y claro.  Es lo que queremos escuchar en las páginas de un libro. ¡Queremos acción!